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Greenpeace presentó La destrucción de México, un reporte ambiental

12/06/2006

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Un documento que recoge las cifras disponibles sobre el estado de los ecosistemas del país.
Greenpeace presentó el documento La destrucción de México: consecuencias económicas y sociales de la devastación ambiental”, en el que recoge las cifras disponibles sobre el estado de los ecosistemas del país y llama a los candidatos a la presidencia a ocuparse de este tema, que cada año representa una pérdida equivalente al 10 por ciento del producto interno bruto del país.

“La degradación ambiental que sufre nuestro país pone en riesgo nuestra viabilidad, pues en los recursos naturales se sustenta la producción de los bienes económicos. El desconocimiento sobre los beneficios que nos proporcionan los ecosistemas –y, por tanto, el permitir y avalar su destrucción- está conduciendo irremediablemente a catástrofes económicas, sociales y, por supuesto, políticas”, dice el documento en su introducción.

Estos son algunos de los datos duros más importantes que el documento recoge*:

• México es el país con el mayor número de especies de pinos, encinos, cactáceas y reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios; cuenta con abundantes recursos de petróleo, diversos metales, irradiación solar y viento.

• Sin embargo, México pierde cada año el equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto debido al deterioro ambiental: cerca de 754 mil millones de pesos al año.
• Esta pérdida no se refleja en el Sistema de Cuentas Ambientales Nacionales, que no acumula año tras año los costos. Por ejemplo, la pérdida acumulada de bosques nos afecta ahora en falta de agua, erosión y mayor vulnerabilidad frente a eventos climáticos.

• Bosques. Cada año se pierde más de 600 mil hectáreas de bosques. A este ritmo de deforestación, en 50 años ya no habrá zonas boscosas. Aunque el sector forestal contribuye con 1 por ciento del PIB, dos tercios del agua que se consume en México son capturados en los bosques.

• Manglares. Este ecosistema amortigua los impactos de huracanes y tsunamis, evita la erosión y es área de desove y crianza de 70 por ciento de especies pesqueras de interés comercial. Brinda beneficios que equivalen a entre 200 mil a 900 mil dólares por año y por hectárea. Si se toma la estimación más baja del beneficio por hectárea, la pérdida económica que sufre México por su destrucción es de 4,400 millones de dólares al año.

• Agua. Escasez, contaminación y mal uso son los problemas del agua en México. 73 por ciento está contaminada y requiere tratamiento antes de ser destinada al consumo (CNA).

• Pesquerías. Los recursos naturales marinos se están acabando por el crecimiento descontrolado del sector pesquero, el incremento en la capacidad de captura de los barcos y las capturas ilegales y no reguladas.

• Actividades agrícolas. Más de 80 por ciento de los suelos agrícolas de México presenta algún grado de erosión, debido a los monocultivos y la deforestación. Cada año, el campo recibe al menos 15 mil toneladas de plaguicidas que contienen un centenar de ingredientes nocivos para la salud.

• Industria sucia. Existe una relación directa entre el riesgo de efectos en la salud y la proximidad de la población a los sitios de depósito de residuos peligrosos. Más de 30 millones de personas viven en zonas donde se exceden las normas de calidad del aire (Semarnat).

• Cambio climático. Este fenómeno es la mayor amenaza que enfrenta el planeta. Cabe decir que en México, 97 por ciento del territorio es susceptible, en diversos grados a la desertificación y la sequía; un aumento en el nivel del mar puede cubrir las costas hasta 40 kilómetros tierra adentro en las zonas más bajas.

La destrucción de los recursos ambientales en México no puede seguir siendo un tema de importancia menor para quienes toman decisiones en este país. Es fundamental que se comprometan con la protección de los ecosistemas del país. Este compromiso debe ser específico, incluir propuestas de acción y mecanismos de seguimiento y vigilancia, así como de participación pública.

Igualmente, es fundamental que se aplique un criterio de transversalidad, para que lo ambiental tenga peso para la toma de decisiones económicas, sanitarias, educativas, entre otras; que se le dé autonomía a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente; que se reconozcan y fortalezcan los derechos colectivos, que se aplique el principio precautorio en la toma de decisiones y que no se subordinen los acuerdos ambientales internacionales a intereses económicos o a organismos o negociaciones comerciales.

“Como se ve, el balance es negativo: tenemos un país que ya perdió la mitad de sus bosques y selvas, que tiene el quinto lugar mundial en deforestación, contaminación en sus principales cuerpos de agua, afectados sus principales acuíferos, un bajo porcentaje de aguas negras tratadas, contaminación tóxica agudizada por falta de regulación. Necesitamos compromisos claros de los candidatos con estos temas y además consideramos indispensable que se integre un grupo de ciudadanos independientes, de probada credibilidad y con conocimiento en temas ambientales que vigile el cumplimiento de esos compromisos”, finalizó Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México.

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