Pymes socialmente responsables
07/11/2013
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Colaboración de Jorge Villalobos para El Economista
Boletín de Prensa.-Cuando una empresa ostenta el Distintivo Empresa Socialmente Responsable (ESR) hace público su compromiso de ser responsable socialmente. Esto significa que, además de cumplir con todas las obligaciones de ley, se compromete a establecer políticas, procedimientos y prácticas en favor de los grupos con los que se relaciona: trabajadores, clientes, proveedores, accionistas. En la más reciente edición de entrega del Distintivo ESR, en abril pasado, fueron reconocidas 784 empresas del país; lo interesante es que casi la mitad son empresas pequeñas. La mayor parte de los contratantes utiliza como criterios de selección para sus proveedores el precio y la calidad de un producto o servicio. Éste se compone de materia prima y mano de obra, siendo ésta última el componente principal, significando en ocasiones hasta 75% del costo. Al ser criterio de selección la combinación de precio y calidad, los proveedores -para ganar un contrato- buscan reducir el precio de su producto o servicio no contratando en nómina a la totalidad de sus trabajadores y esto es posible porque la mayoría de las empresas son, además de pequeñas, familiares. Por ello es buena noticia que esté creciendo el número de pequeñas y medianas empresas (pymes) que obtienen el Distintivo ESR, ya que ello significa que están cumpliendo con las obligaciones legales, laborales, ambientales y éticas en un entorno económico en el que la gran mayoría no cumple con estas obligaciones. Es importante hacer notar algo evidente: el principal contratante en el mundo son los gobiernos, que también se rigen por el criterio de precio y calidad para elegir a sus proveedores de productos y servicios. ¿Qué pasaría si además de estos criterios tradicionales los gobiernos exigieran a sus proveedores el cumplimiento cabal de la ley? ¿No es esto lo mínimo? Sin duda que esto haría un cambio radical. Los gobiernos deben ser socialmente responsables por su propia esencia. Al exigir el cumplimiento de las leyes a sus proveedores -lo cual es su obligación- estarían promoviendo una mejoría en la calidad de vida de muchas personas: las que trabajan en empresas que proveen productos y servicios a los gobiernos. La inscripción de empresas pequeñas al proceso de responsabilidad social ha ocurrido por dos caminos: por decisión propia, al considerar que es un valor agregado a su actividad, y por la invitación de las empresas a las que les ofrecen sus servicios, la cadena de valor. Cada vez son más las empresas socialmente responsables que incluyen a sus proveedores, como una “cadena de valor” a esta nueva visión empresarial, y eso es una buena noticia. La responsabilidad social no es privilegio de las grandes empresas: es una oportunidad para todas. Esta es una colaboración de Jorge Villalobos Grzybowicz, Presidente Ejecutivo del Cemefi, publicada en la sección Responsabilidad Social del periódico El Economista el 29 de octubre.
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