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Ser ciudadano y ser político debieran ser sinónimos: Felipe Calderón

03/01/2011

Por Mexico

Expresa el Presidente de México, en el marco de la entrega del Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria.
Hacesfalta retransmite íntegramente el discurso del Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, en el marco del la entrega del Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria 2010.

Qué tal. Muy buenos días, amigas y amigos.

Muy bienvenidos aquí a Los Pinos, la casa de todos los mexicanos.

Me da mucho gusto recibirles y saludarlos el día de hoy.

Saludo, desde luego, a todos los ganadores del Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria 2010.

Saludo también a todos los voluntarios, las voluntarias que están aquí, que son muchos.

Me alegra muchísimo verlos a todos.

Agradecerles siempre el trabajo que hacen por los demás, sobre todo en estos tiempos, en que siempre hablamos de los malos.

Qué bueno que hoy nos reunimos con los buenos y que los buenos son mucho, mucho más que los malos.

Que, por cierto, es una premisa que nunca debemos olvidar.

Yo resumiría lo que ha dicho Jorge Luis Pérez Lerma, aquí, Presidente del Patronato de Hogares Providencia, los del Padre Chinchachoma, que a final de cuentas no hay que olvidar que al mal hay que combatirlo con el bien.

Y eso es, precisamente, lo que ustedes hacen. A mí me alegra mucho, me emociona mucho, además, este evento.

Yo le agradezco especialmente a Margarita que me haya insistido tanto que esté presente aquí en los reconocimientos.

Y verdaderamente a mí no sólo me da gusto, sino que me reconforta mucho, me alegra, me emociona el ver lo que ustedes hacen y lo que ustedes realizan.

Quiero, formalmente, además agradecerles a nombre del pueblo de México, al que represento orgullosamente, lo mucho que ustedes hacen diariamente por apoyar a los demás.

Sabemos que el pasado 5 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de los Voluntarios para el Desarrollo Económico y Social, y de cierta manera hoy, esta ceremonia de premiación quiere sumarse a este Día Internacional.

El espíritu de solidaridad, el espíritu humano que los voluntarios, las voluntarias y las organizaciones sociales tienen en nuestro México, fomentan una de las más grandes virtudes de los mexicanos.

Yo he dicho, e insisto, es una reflexión fundamental, que debemos recordar que el hombre es un ser solidario; es decir, estamos construidos en la solidaridad humana, somos un ser social por antonomasia. Somos un ser que no nos entendemos sin los demás.

Y a esta realidad de nuestro ser debe corresponder una realidad de nuestro deber ser; es decir, no sólo somos solidarios, sino debemos serlo. Y ser solidario significa ser responsable, no sólo del destino propio, sino también ser responsable del destino de los demás.

Cuando el ser humano olvida esta parte medular de su propia naturaleza, de la solidaridad, es, precisamente, cuando vienen muchos de los problemas que tenemos y, quizá, todos los problemas que se pueden resolver desde la parte humana.

Por otra parte, amigas y amigos, el hombre no es sólo un ser solidario, social por naturaleza, es, como dijo Aristóteles, es un ser, un animal político. Y, finalmente, también en ello, en la Polis, en la Civitas, que, insisto, son dos palabras equivalentes, sólo que una en el griego corresponde a la ciudad y el otro, en el latín, también corresponde a la ciudad; de ahí mi insistencia de que ser ciudadano y ser político debieran ser sinónimos, también.

Aún en la vida política, el trabajo de la sociedad civil y de quienes forman parte de ella, organizándola y representándola, es un ingrediente indiscutible de las democracias modernas, y lo es mucho más en el caso de nuestro México.

Yo estoy convencido de que la fuerza de la ciudadanía es un motor para reformar y mejorar las instituciones de nuestra Nación.

Yo creo que es muy importante la fuerza de la sociedad civil en estos temas, y no sólo en estos temas, sino en la vida pública del país, porque abrió espacios a la pluralidad y a la diversidad, porque la sociedad civil insistió en los temas que eran verdaderamente importantes para los mexicanos, aunque no fueran temas relevantes para el poder.

La labor perseverante de las organizaciones sociales, además, fue determinante para que México pudiera construir una democracia, porque su empuje y su tenacidad contribuyeron a derrumbar los muros de prácticas que no eran, necesariamente, las más democráticas; y porque una de sus grandes hazañas, las de la sociedad civil, fue, precisamente, pluralizar la agenda pública.

Por eso, estoy convencido de que lo mejor de nuestra sociedad está aquí, reunida esta mañana. Porque en la sociedad civil que ha sido la gran contribuyente de la vida democrática del país, y más en esta sociedad civil organizada que se dedica, para decirlo rápido, a hacer el bien es, precisamente, donde está la semilla del México mejor, que todos soñamos y que todos anhelamos.

Como se ha dicho aquí, la labor del voluntario, y no sólo la labor del voluntario, sino del hecho de reconocer la labor del voluntario, la voluntaria, nos abre los ojos a los demás. Nos abre los ojos a toda la Nación, diría yo, sobre problemas soslayados y problemas ignorados, porque abanderan causas de interés colectivo, causas que debieran ser de todos los mexicanos, y causas justas, que compartimos, y que son aquellas por las cuales vale la pena luchar y esforzarse.

Y sí, es cierto. En el Gobierno luchamos por esas causas, trabajamos por ellas, nos esforzamos por ellas. Por eso, por ejemplo, hemos ampliado en los últimos años la cobertura en educación media superior, de menos de la mitad de la población, al 66 por ciento de cobertura; y por eso hemos creado 75 universidades nuevas en cuatro años, y ampliado 35 más, con lo cual hemos llevado la cobertura universitaria del 24 al 30 por ciento. Entonces, tratamos de hacer, precisamente, lo que nos toca en materia educativa.

Pero lo que hace una voluntaria o un voluntario, enseñándole a alguien que no sabe leer, a leer, tiene cualitativamente un significado mucho mayor, porque está fuera de su ámbito de responsabilidad legal, por ejemplo, como sí está dentro del ámbito de responsabilidad legal del Gobierno el educar.

O cuando llevamos la cobertura de salud, del 47 por ciento de los mexicanos que tenía, hace 10 años, perdón, 47 millones de mexicanos, a 92 millones de mexicanos, como lo hemos hecho al día de hoy, también respondemos a una obligación legal.

Pero quien proporciona asistencia médica, quien ayuda al prójimo, tiene una dimensión humana distinta que, precisamente, es la que debe guiar la acción de los hombres. Y qué decir de todas aquellas y de todos aquellos, aquí hay varios, que se dedican a las niñas y los niños, que se dedican precisamente a quienes son abandonados, a quienes están precisamente en el último rincón de la consideración humana y que tantas y tantas veces en la gran problemática que enfrentamos todos los días se nos olvidan y pareciera que no existieran.

Yo creo que hay aquí, amigas y amigos, muchos y de los más variados ejemplos, muy gratificantes; ejemplos concretos de las estafetas de bien, de construcción de bien común que han retomado las organizaciones de la sociedad civil.

Ejemplos como son, precisamente, las causas que enarbolan a quienes hemos merecidamente premiado el día de hoy. Ejemplos vívidos, ejemplos conmovedores, ejemplos verdaderamente poderosos, como el de la Tía Ceci, doña Cecilia Saviñón, y también querida y conocida por nosotros como la mamá de Ceci Loría, a quien queremos mucho.

El de Julio César, y conste que lo de Ceci Loría lo digo en presente, deliberadamente. El del admirable Julio César Rodríguez. La verdad nos apantalló a todos con lo que hace, desde enseñar matemáticas, esa si es una labor, de veras, caridad, de abnegación, hasta toda su labor de voluntario. Lo vimos en la Cruz Roja. En fin. La verdad, muy padre lo que haces, César, admirablemente, y lo que dices también y lo que piensas.

Y, desde luego, lo que hacen en Hogares Providencia, los del Padre Chinchachoma, y en otras casas hogar, que yo conozco, que están por aquí, y que también saludo con mucho cariño, porque me parece admirable. Porque estos galardonados de hoy, junto con las mujeres, los hombres y las organizaciones que hoy han recibido menciones honoríficas, han puesto el índice en cuestiones tan importantes, que yo diría, las verdaderamente importantes, como apoyar a los jóvenes a salir de la garra, de la esclavitud de las adicciones; como brindar auxilio a personas con parálisis cerebral; como impulsar, como he dicho, la educación, la alfabetización, el desarrollo sustentable, el acceso a la justicia, y tantas y tantas cosas.

Por eso es invaluable la aportación de las organizaciones de la sociedad civil. Yo creo que hasta debemos replantearnos, en el propio Gobierno. Y aprovecho que están aquí los Secretarios del Gabinete, porque tienen que pensarle seriamente en este tema. Tenemos que replantearnos mucho nuestras propias prioridades a la hora de trabajar.

Creo que a veces le prestamos, tanto en el Gobierno, como en el Congreso, donde hay tantos intereses, no digo que no sean legítimos intereses, pero hay tantos intereses; cada quien piensa en su cosa, en su proyecto, en su prioridad, en su sector.

Y la verdad, lo verdaderamente importante no es lo que se hace para sí, para mi interés, para mi grupo, para mi sector. Lo verdaderamente importante es lo que se hace para otros y eso a veces no tiene el mismo apoyo político o administrativo que otras partidas.

Por eso, nosotros hemos apoyado y aumentado las partidas para, precisamente, la coinversión social, las hemos aumentado más de 60 por ciento en este Gobierno.

Hemos apoyado, por ejemplo, este 2010, casi dos mil proyectos a través del Instituto Nacional de Desarrollo Social, proyectos de coinversión social. Ya llevamos más de siete mil 600 iniciativas de ciudadanos que han sido apoyadas por esta Administración, en las que hemos invertido más de mil 100 millones de pesos; es decir, en estos cuatro años, 30 por ciento más que todo lo que se apoyó en los seis años anteriores, pero creo que tenemos que hacerlo mucho más y hacerlo de distinta manera.

La verdad es que a veces le prestamos demasiada atención a las cosas que nos presentan nuestros propios equipos, muy garigoleadas y muy adornadas, y muchas esferitas y muy caras, además, cuando lo que hace la sociedad civil por su propio impulso, la verdad tiene un rendimiento mucho mayor en términos de beneficio social.

Termino, amigas y amigos, además de reiterar mi felicitación, agradeciéndoles lo que hacen. Y en este caso, lo que hacen por todos, y me incluyo también, en especial esta mañana, por una cosa, porque nos recuerdan los mejores motivos de la vida.

No lo cito, porque no es una cita textual de él, pero algo aprendí de alguna vieja lectura que hice de Antonio Caso cuando yo era muy joven. Palabras más, palabras menos, es lo siguiente:

Quien hace algo por los demás tiene la oportunidad de entender el sentido y la trascendencia de la vida. Quien no hace algo por los demás, nunca lo entenderá.

Así que para mí es muy emocionante que ustedes nos refresquen, precisamente, lo que es el verdadero sentido de la vida.

Y hago votos para que la sociedad civil, las voluntarias y los voluntarios sigan abriendo terreno, y marcándonos a todos por dónde debe caminar el ser humano, y recordarnos algo muy, muy viejo, muy, muy sabio, tan elemental que, a veces, se olvida, y se olvida pronto: el camino del ser humano, el camino correcto del ser humano, tiene que llegar hacia otro ser humano.

Enhorabuena a todos ustedes.

Mil felicidades.

Gracias por lo que hacen por el prójimo.

Gracias por lo que hacen por nuestro querido México.

Felicidades.

HacesFalta Cemefi

 

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