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“Entre la necesidad y el deseo de un hijo” por Gaudi Rodríguez Juárez*

04/09/2007

¡Defensores de los niños!

La Asociación Civil Amigo Daniel te comparte este interesante artículo de su Director Operativo.
Hacesfalta retransmite íntegramente el articulo de Amigo Daniel, A.C. El maltrato infantil es uno de esos temas difíciles de reconocer a pesar de que a diario convivimos con él.

La mayoría de las personas conocemos algún niño o alguna niña que actualmente está padeciendo maltrato. Sin embargo, solamente merecen nuestra reacción e indignación los casos extremos: asesinato, sadismo, pornografía, castigos físicos extremos, violación, abuso sexual… Ante estos casos, se nos eriza la piel, nos horrorizamos, nos manifestamos, opinamos, ofrecemos ayuda… para luego volver a la convivencia habitual con los otros tipos y grados más leves: golpearlos y pellizcarlos con “fines educativos”, humillarlos o ridiculizarlos ante sus limitaciones, desatender sus necesidades materiales y de contacto corporal y afectivo, amenazarlos con que viene “El coco” o el diablo si no se portan bien, fumar en presencia de las criaturas, ante lo cual, no hay reacción sino que participamos como actores o testigos.

Para poder convivir con el maltrato infantil negamos, evadimos, olvidamos, minimizamos, justificamos y creamos mitos que mantengan un orden psicológico, que den un sentido a lo que vemos. Un mito que hemos instituido es el del “instinto maternal/paternal”, el cual lleva implícita la creencia de que todas las madres y todos los padres aman a sus hijos e hijas. De tal modo que cuando vemos que hay madres/padres que los maltratan de manera extrema nos da por pensar que son criminarles o enfermos mentales, otro mito. Salvando las excepciones, las investigaciones concluyen que la mayoría es gente cuerda, funcional, que encuentra cierta satisfacción en el uso arbitrario del poder, que considera a los hijos objetos de su propiedad y los utiliza para descargar su estrés. Ubicar a todos en la categoría de enfermos es quitarles la responsabilidad de sus actos.

Hacemos mitos porque nos duele reconocer que existe gente incapaz de sentir amor por su descendencia. “Ser padre o ser madre es lo mejor que te puede pasar en la vida” es una expresión que circula en los grupos humanos y lleva implícito el deseo de que así sea para todas las personas. Desafortunadamente la realidad indica que no es así. Basta visitar Amigo Daniel o cualquier otro albergue de la República Mexicana donde viven miles de niños y niñas que han sido maltratados o abandonados para darnos cuenta que para muchas personas, tener un hijo, es un serio problema.

Un estimado lector me escribió: “Aunque la violencia familiar tiene sus raíces prácticamente desde que el ser humano se asocia, creo que a estas alturas no tiene ninguna justificación, porque los niños/as son personitas indefensas que vinieron al mundo por gusto de quienes los engendraron”. Ese es el problema, que vinieron por gusto o por necesidad y no por deseo. La necesidad obedece a un impulso irresistible que hace que las cosas sucedan para mi satisfacción; el deseo obedece a un movimiento del alma, a una reflexión, a una elección, a un por qué, a un para qué. Algunas personas tienen necesidad sexual, algunas mujeres necesitan sentir la experiencia del embarazo, algunos hombres necesitan legitimar su hombría embarazando a una mujer, algunos matrimonios necesitan perpetuar su apellido… en consecuencia les nace un niño que no necesariamente fue deseado; otros tienen hijos/as “porque eso es lo que toca, porque es lo que sigue en la vida” para poder convivir o competir con los matrimonios amigos que ya tuvieron a sus hijos. Definitivamente, no es lo mismo necesitar un niño que desear un hijo.

Luis Feder es un psicoanalista que ha explorado estas realidades y afirma que no todos los hijos vinieron al mundo por gusto de quienes los engendraron sino que fueron “un accidente”; dice que muchos hijos no abortados debieran llamarse “ni modo”, porque son producto de la resignación de la pareja, y aunque hayan sido salvados del aborto, no lo fueron del rechazo, del repudio, mensajes que les penetran por los cinco sentidos y que van depositando en ellos capas de rencor y resentimiento. Estos son los futuros niños/as maltratados/as, y si nadie los ayuda, los futuros padres/madres maltratadores.

Por todo ello es importante revisar y terminar con la noción mítica que dice que “todas las madres/padres aman a sus hijos” o con aquella que considera a todas las familias como un lugar de paz, amor y armonía. Necesitamos reconocer que muchas personas no tuvieron la posibilidad de desarrollar los mecanismos del amor, solidaridad, respeto, empatía, por lo tanto, no desean un hijo sino que necesitan un niño para fines muy ajenos a los derechos que este tiene. La experta Eva Giberti menciona que es urgente terminar con nociones idílicas y nos advierte que determinados adultos pueden ser –y eligen ser– peligrosos para los niños y las niñas. Ser padre o ser madre no garantiza trato considerado hacia los más pequeños. Por tal motivo, todas las personas que conformamos esta sociedad debemos convertirnos en defensores y vigilantes del bienestar de nuestros niños y niñas, digo “nuestros” sin connotación de posesión sino de responsabilidad.

* Director Operativo de Amigo Daniel, A. C.

Contacto: grodriguez@amigodaniel.org

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