Blog / Noticias


Grupo de expertos presentan plan para hacer frente a las amenazas del siglo XXI

05/12/2004

¡Por un excelente trabajo!

El plan aborda cuestiones como la lucha contra el terrorismo, la pobreza, las enfermedades infecciosas, las armas de destrucción masiva, la violencia civil, la reforma de las Naciones Unidas y más.
Un grupo designado hace un año por el Secretario General de las Naciones Unidas con el fin de elaborar propuestas para el fortalecimiento de la seguridad internacional, presentó oficialmente sus recomendaciones este 2 de diciembre. Entre ellas, se insta a la adopción de reglas básicas de largo alcance para ayudar al mundo a enfrentar los retos nuevos y evolucionados del siglo XXI y para fortalecer a las Naciones Unidas.

En las palabras del presidente del grupo, el ex Primer Ministro de Tailandia, Anand Panyarachun, el informe de 95 páginas titulado Un mundo más seguro: la responsabilidad que compartimos “presenta una nueva visión de la seguridad colectiva, la cual comprende las principales amenazas a la paz y seguridad internacionales en el mundo”. El grupo compuesto por 16 ex jefes de Estado, ministros de relaciones exteriores, y funcionarios de seguridad, militares, diplomáticos y de desarrollo, reafirmó el derecho de los Estados a defenderse, incluyendo la acción preventiva cuando un ataque sea inminente. El informe también menciona que en el caso de “escenarios de pesadilla”, por ejemplo una combinación de terroristas y armas de destrucción masiva, el Consejo de Seguridad debería actuar de manera más proactiva, adoptando medidas resueltas y con mayor antelación.

Los cambios recomendados por el grupo abarcan algunas de los temas mundiales más controvertidos, tales como el uso de la fuerza, y algunos de los más complejos, incluyendo los esfuerzos para combatir la pobreza y la enfermedad. El informe enuncia que en el mundo de hoy, en la era del comercio mundial, el terrorismo y las armas de destrucción masiva, la amenaza contra uno es una amenaza contra todos, y que las naciones deben trabajar de consuno para mantener su seguridad. Si bien el grupo subraya la necesidad de una seguridad colectiva también señala que los Estados soberanos “continúan siendo la primera línea de defensa ante las amenazas de hoy”, sin embargo muchos de ellos necesitan formar una mejor capacidad “para ejercer sus obligaciones soberanas”.

Hace un año, al establecer el grupo, el Secretario General advirtió que las Naciones Unidas habían llegado a una encrucijada en el camino: podían ponerse a la altura de las circunstancias y conjurar las nuevas amenazas, o correr el riesgo de ir desapareciendo en vista de la discordia cada vez mayor entre los Estados y su actuación unilateral. El Sr. Annan considerará las recomendaciones del grupo en el informe que presentará en marzo. Este ayudará a fijar el programa de una cumbre especial de las Naciones Unidas que reunirá a los líderes del mundo en septiembre del año próximo.

El uso de la fuerza

El informe, reafirma el derecho a la legítima defensa y advierte que los “escenarios de pesadilla” podrían requerir que el Consejo de Seguridad adopte medidas resueltas y proactivas. Además, respalda la idea de que la comunidad internacional tiene una responsabilidad colectiva de proteger a la población civil del genocidio, la limpieza étnica y otras atrocidades similares. Esta responsabilidad, indica el informe, recae primordialmente en los estados soberanos, pero cuando éstos no puedan o no deseen proteger a su población civil, entonces la comunidad internacional debe intervenir – actuando de manera preventiva de ser posible, respondiendo a la violencia de ser necesario y trabajando para reconstruir las sociedades destruidas después del evento.

El principal objetivo debe ser detener la violencia mediante la práctica de la diplomacia y proteger a las personas mediante acciones como el envío de operaciones humanitarias, misiones de derechos humanos o policíacas. “La fuerza, de ser necesaria, debe ser empleada solo como un último recurso”, y bajo la autorización del Consejo de Seguridad.

El grupo propone cinco criterios que deben guiar al Consejo cuando este deba decidir si autoriza el uso de la fuerza: la seriedad de la amenaza, el uso adecuado de la fuerza, la fuerza como último recurso, la proporcionalidad de la acción y el balance de las consecuencias (por ejemplo, cuando la acción militar puede conducir a un daño mayor o menor que la inacción).

Consolidación de la Paz

El informe también aborda los problemas que surgen durante un conflicto violento y después de él, incluyendo las capacidades necesarias para la imposición de la paz, el mantenimiento de la paz, la consolidación de la paz y la protección de los civiles.

El informe señala que la oferta total en el mundo de personal disponible para el mantenimiento de la paz es peligrosamente baja y hace un llamado a los países para apoyar los despliegues militares. El informe señala que los Estados Desarrollados en particular, deben esforzarse más para tener en sus ejércitos unidades aptas para ser desplegadas en operaciones de paz y para apoyar con recursos financieros y logísticos la movilización de dichos contingentes en el momento y lugar en que sean requeridos.

El grupo también insta a la creación de un nuevo mecanismo de las Naciones Unidas, denominado Comisión para la Consolidación de la Paz, el cual identificaría a los países en riesgo de un conflicto violento, organizaría los esfuerzos de prevención e impulsaría y mantendría las iniciativas de la comunidad internacional para consolidar la paz en los países que salen de un conflicto.

Prevención

El informe contiene diversas propuestas para prevenir los conflictos y otras amenazas mundiales, colocando al desarrollo como la primera línea de defensa. El desarrollo, afirma, “cumple múltiples propósitos. Ayuda a combatir la pobreza, las enfermedades y la degradación ambiental que causan la muerte de millones y amenazan la seguridad humana.

Ofrece una ayuda vital a los Estados para reducir la erosión de sus capacidades y es un elemento clave para hacer frente a casi todo tipo de amenaza. También es parte de una estrategia a largo plazo para prevenir las guerras civiles y para solucionar los ambientes en los que proliferan tanto el terrorismo como la delincuencia organizada”.

El grupo hace una crítica a la “terriblemente tardía y vergonzosamente mal financiada” reacción mundial ante el VIH/SIDA. En el informe se recomienda una importante iniciativa destinada a formar capacidad en materia de salud pública en todo el mundo, así como la vigilancia epidemiológica y la reacción oportuna. La iniciativa se plantea como un mecanismo de defensa ante las epidemias, tanto de origen natural como las ocasionadas por los terroristas que utilicen armas biológicas.

También señala “la brecha entre la promesa hecha por el Protocolo de Kyoto y sus resultados”, e insta a la realización de nuevas negociaciones para la elaboración de una estrategia a largo plazo para reducir el calentamiento mundial más allá del año 2012, fecha en que prescribirán las obligaciones fijadas en el protocolo.

El informe también enuncia recomendaciones detalladas para el fortalecimiento del régimen de no-proliferación nuclear, y plantea medidas adicionales para prevenir la propagación de las armas biológicas y químicas. Define los elementos principales de una estrategia amplia contra el terrorismo, la cual deberá ser encabezada por el Secretario General. El grupo logró el consenso sobre una definición clara de terrorismo. La carencia de tal definición, afirma el grupo, ha impedido a las Naciones Unidas “ejercer su autoridad moral y enviar un mensaje claro de que el terrorismo nunca es una táctica aceptable”.

Reforma de la ONU

El grupo encontró que las Naciones Unidas “han sido mucho más efectivas en hacer frente a las amenazas más importantes a la paz y seguridad de lo que se reconoce, sin embargo, se requiere de cambios significativos” para que sean “efectivas, eficientes y equitativas al proporcionar seguridad colectiva para todos” en el siglo XXI. Entre los cambios más significativos recomendados por el informe, está la ampliación del Consejo de Seguridad de 15 a 24 miembros. El grupo sugiere dos modelos: uno con seis nuevos miembros permanentes sin veto y otro con nuevos puestos por períodos renovables de cuatro años y distribuidos de manera regional.

Además, el informe recomienda cambios en la Asamblea General, el Consejo Económico y Social y la Comisión de Derechos Humanos, así como en la relación de las Naciones Unidas con las organizaciones regionales. Asimismo, propone reforzar la función crítica que cabe al Secretario General en cuanto a la paz y la seguridad. El Secretario General, para actuar con mayor eficacia, debería tener mucha más latitud para administrar la Secretaría y al mismo tiempo se exigiría que rindiera cuenta de esa administración.

También se recomienda la creación de un segundo puesto de Vicesecretario General que complemente los logros del puesto actual, creado en 1996, el cual ha logrado “una mayor coherencia del trabajo de la ONU en las áreas social, económica y de desarrollo”.

El informe contiene 101 recomendaciones en total. Además del presidente, los otros miembros del Grupo de Alto Nivel sobre las Amenazas, los Desafíos y el Cambio son: Robert Badinter (Francia), Gro Harlem Brundtland (Noruega), Mary Chinery-Hesse (Ghana), Gareth Evans (Australia), David Hannay (Gran Bretaña), Enrique Iglesias (Uruguay), Amr Moussa (Egipto), Satish Nambiar (India), Sadako Ogata (Japón), Yevgeny M. Primakov (Rusia), Qian Qichen (China), Nafis Sadiq (Pakistán), Salim Ahmed Salim (Tanzania), Brent Scowcroft (Estados Unidos) y Joao Baena Soares (Brasil). El profesor Stephen Stedman de la Universidad de Stanford guío la investigación y compiló el informe.

HacesFalta Cemefi

 

Este post no admite comentarios