Historias de Voluntariado


El voluntariado desde la realidad

Autor/a
Pablo Rebaque
País
España

Es una historia de Pablo Rebaque

El voluntariado desde la realidad sábado, 28 de julio de 2007 PABLO REBAQUE Cooperante internacional Colaborador de FORMASTUR La cooperación, el trabajo por los más desfavorecidos, el desarrollo humano… Son aspectos que se asimilan en nuestro sistema conceptual, moral e intelectual, en torno al concepto de 'voluntario'. Voluntario: un término abstracto con cara y ojos que transmiten bondad y altruismo a partes iguales. Voluntario porque no obra por capricho y voluntario porque lo define la buena voluntad con la que trabaja. Tiene la mejor de las intenciones y eso es lo que importa cuando hablamos de “ayudar a quienes más lo necesitan”. Los profesionales de la cooperación sabemos lo erróneo de esta concepción y las limitaciones que conlleva. Superar estas limitaciones es el objetivo de esta reflexión. En sus inicios el trabajo por y para los demás se conceptualizaba como algo que tenia que ver con la buena voluntad del elemento ejecutor. No importaba tanto lo que se hiciera o como se hiciera, todas las miradas estaban centradas en el ente altruista que se desplaza a una cultura desconocida, para ayudar al más desfavorecido. La voluntariedad y la magnitud del acto partían del etnocentrismo occidental que atribuye que sólo las sociedades que nos son más conocidas, son las que nos dan unas condiciones de vida dignas. Para nuestra sociedad, en el caso del que se marchaba de cooperante, más que de buena voluntad parece que se pensaba en heroicidad. El voluntario se iba de su hogar (en el sentido más profundo de la palabra), para ayudar y, además, se iba al extranjero (idem). La sociedad veía héroes que renunciaban a sus comodidades materiales y físicas para irse a lo desconocido y ayudar a quien más lo necesita. Realizaban, así, un ejercicio de caridad extrema. En los albores del sector, esta era la pauta que solía definir el trabajo realizado, así como la relación con las realidades a las que se tenía que enfrentar. Aspectos como la organización, la capacidad de trabajo, la ejecución, los resultados, la búsqueda de la máxima operatividad, la optimización de recursos o la planificación de proyectos quedaban relegados a ese espíritu humanista que definía al voluntario. Afortunadamente las circunstancias han cambiado y la sociedad actual debe empezar a darse cuenta del enorme potencial del trabajo realizado en el ámbito de la cooperación. Respondan sus actos a la buena voluntad o no, en la actualidad hay que hablar de profesionales. Los cooperantes conforman un sector profesional, con sus particularidades, sus fortalezas y sus debilidades, que la sociedad debe contemplar, apreciar y asimilar. Los cooperantes son trabajadores, con derechos y deberes que han sido regulados en un estatuto; que son capaces de de gestionar recursos y de aportar sus conocimientos y experiencias, buscando maximizar los recursos y optimizar los procesos para así alcanzar las metas y los objetivos marcados. Exactamente igual que las empresas privadas, lucrativas, que todos conocemos. Logistas, gestores, coordinadores, médicos, psicólogos, educadores, economistas, abogados…todos estos perfiles cualificados son necesarios en cooperación y están presentes de una manera activa en el sector, independientemente de las características o la filosofía de cada organización o agencia de cooperación. Trabajar por los demás, potenciar sus capacidades, mejorar indicadores de desarrollo humano…son cuestiones que exigen profesionalidad. Las múltiples variables que intervienen en el resultado que se persigue hacen que la operatividad, funcionalidad y transparencia sean requisitos necesarios para realizar el trabajo. Con las buenas intenciones no es suficiente. Hay que planificar, presupuestar y ejecutar proyectos en áreas tan específicas como la sanidad o la asistencia en emergencias. La cooperación es hoy un sector en auge, un área de trabajo en expansión (por desgracia, las diferencias entre sociedades son cada vez más grandes), un futuro profesional a contemplar y en pleno crecimiento y desarrollo, una experiencia totalmente reciclable para el sector privado…estos y otros elementos hacen necesario clarificar el alcance de esta profesión y formar a los interesados para que alcancen el nivel de eficiencia que exige este sector. Con profesionales formados y con sociedades concienciadas e informadas, los beneficios del trabajo se repartirán entre todos. Los más desfavorecidos obtendrán un trabajo profesional realizado en el terreno y los menos desfavorecidos, los cooperantes y la propia sociedad occidental, tendrán experiencias profesionales asumibles y enriquecedoras para su crecimiento global. (Pablo Rebaque fue Director de la Delegacion de la Fundación Intervida en la India desde el 2003 al 2005 y actualmente es colaborador de FORMASTUR) http://www.formagrupo.com/e-news/

 
 

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