Un verano en una escuela Waldorf -Austria
- Autor/a
- Ana
Es una historia de
Ana
Llegué a la capital austriaca un día soleado y radiante a finales de Julio de 2005. Me esperaban tres semanas colaborando en la rehabilitación de una escuela Waldorf, junto a seis voluntarios más.
La experiencia fue inmejorable desde el primer momento. La escuela estaba situada en un lugar paradisíaco, en plena naturaleza, rodeada de árboles, riachuelos y lagos. Trabajábamos por la mañana y disponíamos de la tarde y de todo el fin de semana para viajar por el país o descansar.
El trabajo como voluntario se resumió a la rehabilitación de los edificios de la Escuela (pintar, reparar muebles, lijar y encerar el parqué, etc.) Cocinábamos nuestra propia comida y hacíamos la compra tres veces por semana. Dormíamos en las clases, en colchones en el suelo (esta fue la parte más dura), si bien todos íbamos advertidos de ello. Pero, sin duda, mereció la pena.
La gente de allí nos trató de maravilla. Junto a la Escuela vivían algunas familias que siguen el proyecto Waldorf –un sistema educativo innovador que propone nuevas vías de aprendizaje-. Nos regalaban huevos y productos de su huerto cada vez que podían y nosotros, en agradecimiento, les invitábamos a una taza de té con galletas.
Al final del campo, preparamos un cena de despedida todos juntos. Fue bonito.
El participar como voluntaria me permitió vivir una serie de experiencias que nunca habría vivido de otro modo. Compartí con gente muy distinta a mí momentos muy especiales, como hacer una tarta de chocolate y frutas de los árboles con una Finlandesa, bailar un vals con un Ruso, leer bajo los árboles durante horas, atravesar Austria en tren con una Italiana… Totalmente recomendable.
Casi un año después, sigo en contacto con todos los otros voluntarios. Incluso Johanna, la Finlandesa, me visitó en Diciembre. Puede que yo vaya a verla pronto.
Este año pienso repetir la experiencia. ¡He ganado tantas cosas….!
Ana
Voluntaria de SCI-Madrid
