Cuidando ancianos
- Autor/a
- Martin Omischl
Es una historia de
Martin Omischl
He trabajado por 8 semanas en Quito en el hogar de ancianos llamado “Hogar de la Alegría Plenitud”. Ahora, después de todo este tiempo puedo decir que fue uno de los mejores momentos de mi vida. Vine a Ecuador sin tener conocimientos del idioma español, tan solo con un poco de experiencia en lo que respecta al cuidado de ancianos. Realmente no sabía a qué atenerme, así que decidí lanzarme a esta nueva aventura. Las primeras 2 semanas en Quito tomé lecciones de español, ya que deseaba tener un poco mas de conocimiento de la lengua española.
Con el nivel básico que obtuve, empecé trabajar. Al principio tenía un poco de problemas tratando de comprender las necesidades que ellos tenían, pero toda la gente que vivía y trabajaba en el hogar, me supieron comprender todo el tiempo y me ayudaban con mis problemas de español, especialmente con nuevas palabras y como utilizarlas correctamente. Realmente tuve las mejores profesoras de español que jamás creí tener.
La mayor parte de los ancianos están solos, ya que sus hijos están en sus trabajos o aún peor se han olvidado de ellos. Durante mi voluntariado intenté hacer que se olvidarán que están viviendo en un Ancianato, y fue de ayuda mutua ya que ellos en gratitud me contaban las historias sobre su vida pasada, como se debía trabajar realmente, y eso no te dan en ninguna escuela, eso te da la experiencia, la cual ellos la tenían. Tú puedes aprender estas lecciones solamente haciéndole frente a la vida real, escuchando a la gente que ya vivió lo que tú estas por vivir.
Como voluntario no recibo ningún tipo de pago, pero en realidad fui remunerada con lo mas grande que el dinero no consigue dar, y es su amor, un beso, un apretón de manos calientes, un pedazo de pan ahorrado en el desayuno o una risa brillante. Al menos en mi opinión es lo mejor que puedes ganar haciendo este tipo de trabajo.
Experiencia obtenida de la
Fundación Ecuador Volunteer