Historias de Voluntariado


Ayudando empece a crecer

Autor/a
Gabriela A. Lara Sosa
País
México

Es una historia de Gabriela A. Lara Sosa

Quisiera compartirles como es que me enamoré del servicio. Un día una agrupación salvó mi vida, siendo una adolescente que había tomado malas decisiones y se había metido en serios problemas, sobre todo emocionales, en los cuales no encontraba ya más motivación en la vida, nada que me hiciera querer salir de la prisión en la que estaba. recuerdo que dentro de esa agrupación me veían con preocupación, pues es necesario que tengas la voluntad de salir adelante, pero la verdad es que yo lo único que quería era un lugar donde ya no pudiera hacer ni hacerme daño y que nadie me lastimara tampoco. Entonces sucedió algo que me cambió la vida, un día se acercaron a mi algunos hijos de personas que asistían a la agrupación de ayuda mutua, comencé a ver que les causaba cierta curiosidad acercarse a mí, eso, por la baja autoestima que tenía en ese momento me hizo sentir muy especial. Poco después comenzaron dentro de esta agrupación a trabajar también con niños, recuerdo que sólo pocas personas muy selectas y experimentadas tenían la oportunidad de acercarse a ellos pues era una labor muy cuidada, sin embargo los niños siempre se acercaron a mí, fue cuando los dirigentes notaron esto y vieron en la situación una gran oportunidad de motivarme, supongo que mi rostro reflejaba algo diferente al estar con ellos, pues ellos, los adolescentes me llenaban de su luz. Así que comencé a trabajar con ellos, y de repente tratando de inspirarlos me obligó a encontrar inspiraciones en la vida. Siempre he pensado que de todas las situaciones en las que he estado con ellos, con todos ellos pues son muchos que todas las lágrimas que he secado, todas aquellas veces que me han pedido que extienda mis manos para ellos, lo más grande que ha pasado ha sido la oportunidad de saber que mis manos sirven para algo, para levantar a un joven caído como yo, acariciar a un niño y limpiar sus lágrimas, levantarla para que desde lejos encuentren el camino, abrirlas para que sepan que hay un lugar seguro, que tienen algo hermoso que se llama amor y pues estos niños, jóvenes, algunos adictos le han dado un significado que yo no había podido encontrar a estas humildes manos.

 
 

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