Historias de Voluntariado


Voluntaria que trabaja desde hace mucho tiempo en Somalia al servicio de los más necesitados

Autor/a
Annalena Tonelli
País
Italia

Es una historia de Annalena Tonelli

Me llamo Annalena Tonelli. He nacido en Forlí, Italia, el 2 de abril de 1943. Trabajo en el campo de la salud desde hace treinta años, pero no soy médico. Me he graduado en leyes en Italia. Tengo un título para la enseñanza de la lengua inglesa en las escuelas superiores de Kenya. Poseo certificados y diplomas de control de la tuberculosis en Kenya, de Medicina Tropical y Comunitaria en Inglaterra, de Leprología en España. Dejé Italia en enero de 1969. Desde entonces vivo al servicio de los somalíes. Son treinta años que comparto con ellos. En efecto, siempre he vivido con ellos salvo pequeñas interrupciones en otros países por causas de fuerza mayor. Desde que era una niña elegí etregarme a los demás: a los pobres, a los que sufren, a los abandonados, a los no amados; así ha sido hasta ahora y confío que continuaré a serlo hasta el final de mi vida. Quería seguir sólo a Jesucristo. Nada me interesaba de manera tan fuerte: EL y los pobres en EL. Por El hice una elección de pobreza radical... aunque nunca lograré ser pobre como un verdadero pobre... los pobres de los que está llena cada una de mis jornadas. Vivo ofreciendo mi servicio sin un nombre, sin la seguridad de una orden religiosa, sin pertenecer a ninguna organización, sin un sueldo, sin un depósito de aportes voluntarios para cuando seré anciana. No estoy casada porque así elegí gozosa cuando era joven. Quería ser toda para Dios. No tener una familia propia, era como una exigencia de mi ser. Así ha sido por gracia de DIOS. Tengo amigos que me ayudan lo mismo que a mi gente desde hace más de treinta años. Todo he podido hacerlo gracias a ellos, sobre todo a los amigos de Forlí, del Comité para la lucha contra el hambre en el mundo. Naturalmente, también cuento con otros amigos en varias partes del mundo. No podría ser de otra manera. Las necesidades son grandes. Agradezco a Dios que me ha donado y sigue donándome estos amigos. Somos una cosa sola en dos surcos, diferentes en la apariencia pero iguales en la sustancia: luchamos para que TODOS los hombres sean una cosa sola. Más sobre la experiencia: http://www.healthpastoral.org/text.php?cid=408&sec=4&docid=123&lang=sp

 
 

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