Historias de Voluntariado


Mi lucha por entender

Autor/a
anonimo
País
Nepal

Es una historia de anonimo

Leí algunos casos y me doy cuenta q muchos sufren mucho, a veces uno piensa que es tarde para enmendar los errores pero no importa el cuando si no el que lo hagas. Yo tengo 21 años, un día me di cuenta que no podía más con mis problemas, me encontraba tirada en mi cuarto llorando, pidiéndole a dios que me ayudara que ya no quería vivir así. Muchas veces pensé en el suicidio, pero en ese momento me daba cuenta que si lo hacia era una cobarde al no afrontar mis problemas. Yo no contaba con la comprensión de mis padres. Yo me encontraba estudiando una carrera que no me llenaba del todo. Paso un año y medio, y yo me acerque con miedo a mis padres y les dije que iba a dejar la carrera y ellos me dijeron que era una tonta si lo hacia. Ellos me castigaron retirándome su ayuda, yo sin saber que hacer me propuse demostrarles que yo podía sola, talvez continué con la carrera por eso. Yo logré obtener una beca en la universidad y gracias a eso pude llegar al séptimo semestre, no les pedía nada, ni a ellos les importaba si yo necesitaba algo. Digo hasta el séptimo semestre ya que mi vida en parte empezó a cambiar, para mal. Muy seguido había pleitos en mi casa, yo hable con mis padres y les dije que quería irme de la casa, que sentía que en mi vida había llegado el momento de estar sola, ellos me respondieron que estaba loca, no lo aceptaron. Mi madre me empezó a decir que me hubiera largado desde los 6 años, que ya ni con mi vida les pagaba lo que habían gastado en mi. Que gusto le iba a dar verme de teibolera porque para nada servia. Mi salud a raíz de esto empeoró, sentía que a nadie le importaba. Había momentos en los que yo le decía a Dios que por qué me había traído a este mundo. Un día, como comentaba al principio, me encontraba llorando desesperadamente, me decía a mi misma, estar haciendo algo que no te gusta, quizá les parezca absurdo pero me di cuenta que yo seguía con esta carrera por valorar la ayuda que me brindaron, otras veces pensaba ni se lo merecen. Un día no pude más y mire un cristo y le dije, Dios ayúdame, y en ese momento recordé al DIF, un lugar en donde brindan ayuda psicológica. Al siguiente día fui y me dieron una cita. Mi primer terapia fue muy dolorosa, la psicóloga me dijo que me encontraba muy mal emocionalmente y de salud. Que ya no buscara la comprensión de mis padres. Para mi resultaba algo doloroso, en las noches pensaba en eso y me daba mucho sentimiento, eran mis padres. La gastritis se me complicó, y yo necesitaba unos estudios, y yo les dije y a ellos no les importo. Fue tanta mi preocupación por no tener el dinero para hacérmelos y luego con los problemas de mi casa y la escuela, un día sufrí parálisis. A raíz de eso tuve que dejar mi carrera, por recomendaciones de los especialistas. Es muy triste darte cuenta que todos tus sueños que tenía ya no sirven. Yo me tire a la depresión, no quería salir, ya todo me daba igual. Tuvo que pasar eso para que ellos abrieran los ojos y se dieran cuenta que yo existía. Los odie por mucho tiempo, pero después me di cuenta que con eso solo me lastimaba a mi misma. Hoy las cosas han cambiado, y también me he dado cuenta que muchas veces la actitud o como uno reaccione ante los demás, es como se enfrentan los problemas, si tú gritas los demás también lo harán. Poco a poco yo sola he salido adelante, nada gana uno en deprimirse, aunque sea difícil a veces uno tiene que armarse de valor y luchar, cuando menos se lo espera uno se abren nuevas puertas, nuevas luces. Pero si es importante estar concientes que necesitas ayuda, y nada mejor la ayuda de un profesional. Pero también depende mucho de uno mismo. Todo esto me ha hecho ser una persona más valiente. Yo no soy nadie para juzgar a mis padres, aunque me duela como sean. Una forma que considero yo de sacar tus sentimientos es escribir lo que te agobia, como hacer una carta diciéndole a esa o esas personas todo lo que sientes, y después quemarla. Sientes como si al desacerté de todo eso te quitas un peso de encima; se que olvidar es muy difícil pero si uno quiere vivir un presente al menos hay que dejar el pasado a tras. Y pues si nadie somos indispensables para nadie, si tú no te importas a ti mismo, quizá nadie se preocupara por ti.

 
 

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