Historias de Voluntariado


Mi experiencia en la Sierra Tarahumara

Autor/a
María del Pilar López López
País
México

Es una historia de María del Pilar López López

Cuando terminé el bachillerato, mis padres me apoyaron para ir a la Sierra Tara humará a trabajar como Agente de Pastoral, por dos años consecutivos, en una misión que los Hermanos Maristas instalaron en la Comunidad Indígena de Chinatú, cuya cabecera Municipal es Guadalupe y Calvo, Municipio del Estado de Chihuahua. Arribamos un grupo de aproximadamente 18 jóvenes en el año de 1996. Los Hermanos Maristas se encontraban instalados en la Comunidad mencionada anteriormente, esa era la base de la misión. A nosotros nos distribuyeron en grupos de cuatro, en distintas comunidades indígenas, en las cuales cada miembro tendría sus propias funciones; y periódicamente nos veíamos en la Comunidad de Chinatú para sondear el trabajo que estábamos realizando. Durante el primer año viví en la Comunidad de La Soledad que cuenta aproximadamente con 16 familias, atendiendo también una comunidad aledaña llamada Cueva del Burro, la cuál se encontraba a una hora aproximadamente de mi comunidad base. Mis labores durante este primer año se concretizaron a sondear las necesidades de los indígenas y esto se logró visitando las casas y conviviendo con ellos para que nos conocieran. Aproximadamente a las tres semanas de que estábamos perfectamente ubicadas por los indígenas de ambas comunidades mis actividades se delimitaron, siendo éstas las siguientes: ASESORÍA A LA TIENDA COMUNITARIA: Los indígenas de la Comunidad de la Soledad decidieron en una junta organizarse para la construcción de una tienda comunitaria mediante la cual se abastecerían de alimentos. Algunos aportaron mano de obra para la construcción y otros tantos capital. Cuando ya estaba lista la tienda, físicamente hablando, se buscó a un indígena que pudiera hacerse cargo de las finanzas de dicha tienda, de manera que se le capacitó para hacer los pedidos, para inventariar los productos y para atender las cuestiones financieras. Al año hubo un Yúmare, que es una fiesta propia de su cultura para agradecer a Onorúame (Dios padre y madre) porque la tienda ya tenía un año funcionando . ALFABETIZACIÓN Y PRIMARIA ABIERTA PARA ADULTOS: Las indígenas de las comunidades, aunque era un grupo reducido, solicitaron que se diera alfabetización y primaria abierta para adultos. En la Soledad trabajaba tres días a la semana impartiendo la alfabetización a algunas de las señoras y primaria abierta para adultos para otras, y en la Cueva del Burro trabajaba los otros tres días de la semana dando primaria abierta para adultos . SALUD: La comunidad también decidió, impulsada por el Sector Salud perteneciente al Gobierno, formar un dispensario, para lo cual se necesitó conseguir medicamentos, separarlos y hacer un listado para recetarlos. Posteriormente, de entre las indígenas que tomaban las clases de primaria abierta para adultos, se capacitó a dos promotoras para que atendiera a las comunidades, siempre y cuando no fueran enfermedades que requirieran supervisión médica. Así mismo, contábamos con el apoyo de la Fundación Llaguno, la cual opera en la Sierra Tara humará, para implementar un programa que consistía en pesar y medir a todos los niños de la comunidad, mensualmente, para entregarles seis sobres de leche. En ésta cuestión también se capacitó a las promotoras, y a la vez que realizábamos el programa, nos permitía sacar índices de desnutrición entre los niños para atenderlos y dar una pequeña charla a sus mamás. UTILIZACIÓN DE LOS RECURSOS: En este campo dimos un taller con el cuál se buscaba ayudar a los indígenas a optimizar la tierra en cuanto a la cultivación de hortalizas, de manera que mostramos la manera de hacer una composta, que es fertilizar la tierra de manera natural, y que de esta manera pudieran producir más cantidades de hortalizas y de mejor calida . Durante el segundo año, hubo un giro en las actividades que realicé, y se concretizaron en las siguientes: PRIMARIA INCORPORADA A LA SEP: Durante dos meses estuve de apoyo en la primaria incorporada a la SEP, que atendía a los niños indígenas de las Comunidades de La Soledad, Cueva del Burro y Las Coloridas, impartiendo clases a cuarto, quinto y sexto de primaria. Gracias a Dios el Director de ésta primaria era un indígena que sabía bien que los programas que implementa la SEP muchas veces no están incorporados al medio en que viven, de manera que recibí todo su apoyo para adaptar dichos programas. Así mismo, tuvimos dos semanas de una ardua labor para que los niños formularan su herbolario familiar para lo cual sus mamás cooperaron enseñándoles cuáles plantas eran medicinales y para qué servían específicamente. Dicha actividad se llevó al salón de clases, de manera que nos fuimos al bosque a hacer nuestra investigación de campo recolectando plantas medicinales y posteriormente exponiendo para qué servía cada una de ellas. Dicho trabajo se realizó en varias comunidades y se hizo un pequeño manual con fotografías y explicación de dichas plantas, el cual sería entregado a las promotoras para que éstas a su vez lo distribuyeran en las comunidades. DERECHOS HUMANOS: Después del periodo en el cual di clases en la primaria incorporada a la SEP, un compañero y yo presentamos un proyecto llamado Kita Shiwé (no te rajes), el cuál consistía primordialmente en dar talleres en las distintas comunidades para que conocieran sus derechos, así como la publicación de un periódico que tuviera temas de interés y que permitiera reforzar su cultura y poner atención a la influencia de la cultura chobochi (mestizos) para que no se aprovecharan de ellos. Básicamente dimos un taller sobre la Ley Agraria y la Ley Forestal, ya que el ejido en el que nos encontrábamos era forestal. Dentro de dichos talleres se les enseñó a cubicar la madera para que se las pagaran al precio que realmente valía, ya que era una costumbre que les pagaran con alcohol. Así mismo, estos talleres se dieron también a los niños para que supieran cuáles eran sus derechos además de hacer hincapié en la importancia que tenía el respetar a su propia cultura y mantenerla viva . También es este rubro, estuvimos de apoyo en las asambleas ejidales que se llevaron a cabo en el ejido de Chinatú, asesorando a la gente con fundamento en la Ley Agraria para que dichas asambleas estuvieran bien realizadas y que ellos se pudieran percatar de esto o que pudieran denunciar cualquier irregularidad. Entre otras cosas, apoyamos la labor, y nos coordinamos con los Gobernadores indígenas de cada comunidad para llevar a cabo dichos talleres, así como una labor de acompañamiento para sus tareas. En una ocasión hubo un taller organizado por Los Padres de las diversas congregaciones que trabajan en la Sierra, por las hermanas y hermanos y por los laicos, el cual se dirigía específicamente a los gobernadores indígenas. En dicho taller pudieron realizar mesas de trabajo para intercambiar opiniones y dar posibles soluciones a sus necesidades más apremiantes. Dichas mesas de trabajo fueron llevadas y evaluadas por los mismos Gobernadores indígenas, ya que los Padres y laicos fuimos solamente un medio para que pudiera llevarse a cabo dicho taller . INTERNADO INDÍGENA DE AGUA AMARILLA: Para finales del segundo semestre de mi segundo año en la Sierra, por diversas cuestiones que estaban fuera de nuestro alcance, ya no pudimos continuar con la labor de derecho humanos, de manera que me trasladé a la comunidad de agua amarilla para trabajar en el internado ubicado en la escuela primaria incorporada a la SEP para atender a los niños indígenas provenientes de diversas comunidades. Mi labor en esta comunidad fue meramente de acompañamiento . Además de todas estas labores que reforzaban hasta cierto punto su cultura, lo mejor de mi experiencia fue que me permitieran ser partícipe de su cultura y de todo lo que ella implica. Nos tocó participar en varios Yúmares en los cuáles pedían o daban gracias a Onorúame. De hecho, para ellos los Yúmares son para que el mundo siga girando, porque según sus creencias ellos fueron colocados en este mundo para cuidarlo. Este era acompañado de los matachines que eran indígenas que bailaban no solamente en los Yúmares sino en otro tipo de festividades . También nos permitieron presenciar innumerables carreras de bola, las cuáles eran efectuadas por lo hombres, que corrían varios kilómetros “cuchareando” una bola de encino que ellos mismos fabricaban . Sin duda, la semana más importante para ellos es la Semana Santa, donde encontramos la figura del tradicional Judas que es un muñeco que ellos fabrican y que representa todo lo malo. Esta figura es acompañada por algunos indígenas a lo largo de su travesía, en la cual pasa casa por casa pidiendo que le den comida y bebida . Ésta figura aparece los jueves Santos y su carrera termina el sábado Santo, cuando lo hacen bailar y finalmente lucha contra “los pintos”; que son los indígenas de la comunidad que han de luchar contra la figura del Judas para destruirla y finalmente quemarla. Indudablemente la inquietud de servir a estos pueblos me nació en la secundaria, y pude materializarlo hasta saliendo del bachillerato, ya que era la edad mínima requerida por los hermanos Maristas para ir a Chihuahua a contribuir con la misión que habían fundado en aquellas comunidades. Al principio iba con la idea de “ayudar”, y si bien los ayude poco, fue mucho mayor la recompensa que ellos me otorgaron al compartirme su cultura y toda la cosmovisión que ésta entraña. Uno se enriquece con este tipo de experiencias ya que adquiere una conciencia crítica hacia nuestra sociedad para poner nuestro grano de arena para progresar todos juntos. Me enseñaron el valor de la amistad, de la entregar, de saber compartir y de ser tolerantes entre otras cosas. No solamente los paisajes de aquéllos lugares los hacen mágicos, sino primordialmente la gente que compone la cultura indígena rarámuri (el de pies ligeros), que habita en la tara humará. Es asombroso el olvido en que viven por parte del gobierno ya que los programas y servicios que implementa para los indígenas son denigrantes en muchos aspectos, pierden de vista lo que significa la palabra dignidad y creen que con ayudas mediocres están consolidando la “unidad nacional”, siendo que con sabias palabras un indígena comentó en uno de los talleres: “No me interesa que me reconozcan como ciudadano, pero sí como persona”. Para finalizar esta exposición, quiero compartirles que mi tesis para recibir el título de Licenciado en Derecho se centra en mi experiencia en la Sierra Tara humará y en todo lo que me falta por hacer como tributo a aquéllas personas que me permitieron robar un pedacito de sus vidas: Los indígenas de la Sierra Tara humará. Le estoy dando un enfoque de lo que es el tan trillado y mal encauzado “Derecho Indígena”, partiendo de una marco histórico que refleja un poco la situación de los indígenas en el país, o sea que es un marco un tanto general, el cual concluyo con un resumen de la situación actual de los pueblos indígenas donde señalo tres características básicas que son el nombre del pueblo indígena, su ubicación territorial y su forma de gobierno (si todavía conservan sus costumbres o si han el marco constitucional ya ha perneado en sus comunidades). La parte fuerte de mi tesis son las críticas referidas a las deficiencias de las legislaciones que han imperado en nuestro país, mostrando la manera en cómo hemos olvidado a los indígenas para finalizar con una crítica a la reforma del artículo cuarto constitucional. Durante mi estancia en la Sierra Tara humará me di cuenta de que es realmente juzgar una situación cuando no se está viviendo y a lo largo de la carrera me percaté de que es justo lo que pasa con nuestros legisladores: Pretende regular situaciones que les son muy ajenas ya que no conocen sus costumbres, su medio, su cosmovisión. Si logramos hacer conciencia de esto podríamos llevar a Gobernadores indígenas al Congreso de la Unión, hacer realmente un consenso de qué es lo que para ellos necesita ser regulado, que ellos hagan valer su voz y nosotros respetarles ese derecho. Mucha gente me ha dicho que es simplemente un sueño que tengo, pero voy a luchar por lograrlo, no puedo fijar un plazo ya que el trabajar con los indígenas implica que te adentres en su cultura y para ellos el tiempo es solamente un factor secundario que les permite saludar al sol y a la luna. Además de las críticas, para mí lo más importante es un proyecto a realizar concretamente en la Sierra Tara humará, aunque para las personas que me han asesorado en mi tesis sea solamente un complemento, para mí es realmente lo central de mi trabajo. Dicho proyecto consiste en capacitar a los indígenas “cabecillas” de cada comunidad, forman una especie de dispensarios para que ellos a su vez capaciten a sus comunidades y puedan defender su cultura desde los marcos legales de que disponemos, que si bien es cierto que vivimos en un México positivista, también es cierto que no siempre las leyes son lo más justo. Todo esto se lograría mediante un estudio exhaustivo de las legislaciones de que pueden echarse mano, así como talleres en sus comunidades, seguir apoyándonos en instituciones tanto gubernamentales como no gubernamentales para realizar talleres con los Gobernadores y los “cabecillas” de las comunidades, introducir mecanismos adaptados en las primarias mediante los cuáles se enseñe a los indígenas que se puede exigir el respeto a sus derechos mediante formas pacíficas, que el voto es libre y secreto, etc. Hay muchísimos campos de acción, y los recursos que se necesitan son prácticamente personas comprometidas con el respeto a las personas, que quieran ayudar en las comunidades indígenas, lejos de las comunidades de sus casas, a lo mejor sin paga alguna y plenamente convencidos de que luchar con dignidad sin violentar los intereses de nadie es la mejor fórmula para seguir adelante, esto es, sin el uso de la fuerza física, sino de la inteligencia y de la voluntad que son las mejores armas que poseemos cada persona.

 
 

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