Historias de Voluntariado


Sólo se salvó una vida

Autor/a
Alfonso B. Aguilar
País
México

Es una historia de Alfonso B. Aguilar

Han sido ya miles de casos de cáncer los que he conocido, algunos, triste confirmación de que se trata de una enfermedad que prefiere atacar de manera sigilosa, manifestándose como buen depredador, cuando es poco lo que puede hacerse en defensa de la victima. En otras ocasiones se presenta ostentosa, sabedora de las dificultades que tenemos para enfrentarla. En enero de este año conocimos a J. una niña del estado de Veracruz, mostraba un retinoblastoma, cuya masa abarcaba a partir del ojo izquierdo, hasta la parte media del cuello, con una masa semejante a la de una papaya pequeña. A pesar de los años de experiencia, y el necio reto a las leyes de Murphy de pensar que ya hemos visto el peor caso, nos resulto sumamente impactante el observar la situación de la niña. La oncóloga que la trato se paro enfrente de mi y me reto ¿La van a ayudar con su medicamento? Porque yo la voy a curar. Incrédulo, le pregunto que tanto daño había en cráneo y particularmente en el cerebro, pues si esa era la parte exterior del tumor, seguramente la parte interior ya habría causado daños, después de lanzarme una mirada despectiva, me repitió: Yo la voy a curar, ¿Ustedes la van a ayudar con su medicamento?, encogiéndome de hombros, le pedí que enviara a nuestras oficinas a los familiares con la receta. En algunos momentos, la falta de recursos nos obligo a no cumplir con todo el medicamento, particularmente con el necesario para el control de la nausea y el vomito, pero toda la quimioterapia si se la pudimos entregar, dada la situación de la familia, únicamente aportaban una cuota simbólica de diez pesos por receta, la que en algún momento no pudieron cubrir. El 26 de septiembre nos llega una receta, sigue el tratamiento para asegurar la remisión del tumor, pero en la parte posterior, en dos renglones, se justifica el trabajo de Con Ganas de Vivir, "es pertinente señalar que la paciente se encuentra libre de actividad tumoral, siendo favorable su pronostico". Tomo el teléfono, y bajo el pretexto de no entender uno de los renglones de la receta, llamo a la doctora y después de burlarme de su caligrafía, le comento mi asombro por la noticia, y con su característica actitud desenfadada, me revira "yo dije que la iba a curar, si ustedes la ayudaban, ¿que es lo novedoso?" Al colgar, pienso cuantos pacientes mas podríamos salvar si tuviéramos los recursos para darles armas, tanto a médicos como pacientes, para que puedan seguir sucediendo cosas poco novedosas.

 
 

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