El voluntariado le ha dado un giro diferente a mi vida laboral
- Autor/a
- Lourdes Sanz
Es una historia de
Lourdes Sanz
La idea de apoyar a los demás, asumiendo responsabilidades en tareas específicas que conducen a lograr beneficios en común, fue algo que aprendí dentro del seno familiar, ejemplo y tradición que provenía desde mis tatarabuelas.
Desde adolescente me inicié en el trabajo voluntario en la Capilla de mi colonia colaborando en diversas labores: desde ayuda en la ceremonias hasta clases de catecismo. Posteriormente ingresé a un grupo de estudios religiosos en mi colonia.
Como resultado del estudio de los documentos sociales del Papa, las 18 mujeres que lo conformábamos decidimos organizar un intercambio de apoyo entre los residentes de nuestra colonia, de clase media alta y una comunidad de escasos recursos.
Visitamos entonces varias comunidades y finalmente establecimos algunos contactos con las mujeres en Tepeximilpa, con quienes conformamos un grupo que se comprometió a asistir semanalmente a diversos talleres de instrucción y capacitación.
En cuanto a la ayuda para despensa, nosotras elaborábamos mensualmente 120 despensas básicas que eran “compradas” por las familias con posibilidades económicas y posteriormente las llevábamos a la comunidad de Tepeximilpa donde las distribuíamos entre las familias que conformaban el grupo de aprendizaje y superación, regalándolas a las familias más necesitadas y vendiéndolas a un precio muy inferior a su costo, a las familias que podían pagar algo por ellas.
Esta experiencia interesó a uno de los sacerdotes que en aquella época celebraban misa en la Capilla de nuestra colonia y que a la vez, participaba en la comunidad parroquial de San Miguel Teotongo, Iztapalapa.
Fue así como hacia 1991 nació la Fundación Juan Diego con la misión de incidir en las causas estructurales de la pobreza, actuando específicamente en la zona de Iztapalapa con programas sociales, oportunidades de capacitación y microempresas y posteriormente una empresa de servicios financieros y microcrédito.
Dentro de los programas de la Fundación Juan Diego, existía el interés de llevar a las comunidades marginadas eventos que les permitieran acceder al arte y la cultura, asimismo, procurar fondos mediante la organización de eventos culturales congruentes con la filosofía de la Fundación.
Participé en la Fundación Juan Diego como voluntaria, desde su inicio, representando a uno de los grupos que le dio nacimiento y posteriormente en el área cultural de la misma, llevando a cabo la organización logística, la comunicación y relaciones públicas de los eventos organizados por la Fundación.
Otras experiencias de voluntariado fueron en áreas de aplicación de mis conocimientos profesionales, desembocando posteriormente en la prestación de mis servicios profesionales remunerados.
¿Qué dejó en mi el trabajo voluntario?
Es difícil describir la enorme riqueza que el trabajo voluntario ha dejado en mí. En primer lugar me ha brindado la oportunidad de convivir con personas desde una postura muy diferente.
Cuando uno se acerca a alguien con el afán de ofrecer gratuitamente una ayuda que a la otra persona le es útil, el encuentro adquiere ciertas características de apertura entre ambas personas que no se da fácilmente en otro tipo de relaciones sociales.
Desde luego esta relación no se inicia con facilidad porque normalmente los habitantes de comunidades marginadas son sujetos de manipulación por parte de muchos grupos con intereses políticos o de otro tipo, lo que hace que la gente sienta, inicialmente, sólo desconfianza. Pero al paso del tiempo, cuando se establece un lazo de colaboración y de amistad, la riqueza que éstos dejan es mucho muy superior que lo que uno puede imaginar.
Un segundo aspecto que he obtenido por medio de mi trabajo voluntario ha sido el aprendizaje y desarrollo profesional que ha acompañado la realización del mismo. La experiencia adquirida, la oportunidad de aplicar los propios conocimientos, la guía de otras personas, expertas en diversas áreas, han propiciado en mí, no sólo el aprendizaje en la práctica sino la motivación para profundizar en ciertos temas, en el ámbito académico.
Finalmente, la experiencia del voluntariado ha permitido dar a mi vida laboral un giro diferente, al que no hubiese podido acceder de otro modo. La orientación de mi trabajo profesional ha sido siempre dentro del sector filantrópico porque siento que mi esfuerzo debe ser congruente y estar alineado con las aspiraciones profundas que en mi corazón sembró la oportunidad de servir a los demás.
¿Dónde he prestado mis servicios voluntarios?
1973 – 1975 Capilla San Buenaventura – Apoyo en diversas necesidades, formación del coro y clases de catecismo.
1989 – 1991 Comunidad de escasos recursos en Tepeximilpa, D. F.-
Capacitación a mujeres y venta de despensas al 30% de su valor en apoyo a 120 familias.
1991 – 1992 Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana – investigación sobre el tema de libertad religiosa.
1991 - 1994 Fundación Juan Diego, A. C. – coordinación del área cultural: organización de eventos.
1995 – 1996 Comisión Episcopal de Pastoral Social – diagnóstico y rediseño organizacional.