Historias de Voluntariado


¡¡Viva México¡¡

Autor/a
Alice Stuehler
País
México

Es una historia de Alice Stuehler

Estoy haciendo un tipo de servicio social por dos años en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México y lo hago voluntariamente, ya que no lo necesito para mi carrera. Lo estoy haciendo porque me llamó la atención trabajar en el desarrollo social de las zonas marginadas de la ciudad de México. Vengo de Alemania y allá afortunadamente siempre tenía todas las oportunidades para hacer mis sueños realidad. Tenía la voluntad de dedicar unos dos años de mi vida a personas que desgraciadamente no tienen esa oportunidad de decidir y diseñar su camino en la vida, como a ellos les gustaría. Vine con la idea (a lo mejor idealista) de hacer algo de provecho, algo humano, algo para hacer una diferencia, aunque sea pequeña, algo para mejorar nuestro mundo. En mi primer año trabajé como maestra en nuestra guardería de niños en la Colonia Tlatel-Xochitenco en el Municipio Chimalhuacán, Estado de México. Me impactó profundamente como vive la gente allá. Tienen sus casas a 50 metros del tiradero municipal, no hay calles pavimentadas, a veces ni drenaje y teléfono tampoco. El agua viene en pipa y el grado de la contaminación del aire es altísimo. Tenía que cuidarme mucho para no enfermarme del estómago, de la garganta y para no infectarme los ojos. En la primavera hace mucho aire y toda la basura y el polvo de las calles se levanta. En los tiraderos se forman remolinos con las bolsas de plástico. En temporada de lluvias se inundan todas las calles, porque el sistema de drenaje no sirve. Viniendo de mi tierra, extrañaba mucho lo verde de la naturaleza, el aire fresco y mi libertad de salir de mi casa a la hora que quiero, sin el miedo a que me pase algo. Pero gracias a Dios me acostumbré rápidamente. La comida mexicana me encanta, la gente está muy amable conmigo, aunque les costó trabajo aprender que no soy “la señorita alemana”, sino Alicia, la voluntaria que tiene un trabajo igual a los demás. Ahora en mi segundo año estoy trabajando en nuestras instalaciones en la Colonia El Sol en ciudad Nezahualcóyotl. Mi ocupación principal es dar clases de inglés a niños de la secundaria y adultos. En total tengo cuatro grupos con un promedio de siete alumnos por grupo y cada grupo viene dos veces a la semana. La otra parte de mi trabajo es tipo relaciones públicas. Mantengo el contacto con nuestros bienhechores en Europa, escribo reportes de nuestros avances, hago presentaciones y folletos de nuestra fundación. Si vienen visitantes que hablan otros idiomas les enseño nuestras instalaciones. Un compañero mío que trabajó en Mexicali, siempre me dijo, que el segundo año era un regalo. Y exactamente así es. A veces me siento más mexicana que alemana. Ya me puedo expresar preciso en el español, nada más los albures me cuestan todavía trabajo. Tengo amigos muy distintos en si y empezó a amar a esté país tan bello, pero también con tanta desigualdad y problemas. También aprendí a amar a los mexicanos, lo especiales que son. Por una parte son cordiales, con muchas ideas y sueños y con una condición increíble para celebrar fiestas, pero por otra parte son flojos, medio corruptos y no piensan mucho en planear su futuro. (“Si tengo agua, lo ocupo todo en el momento.”). Pero la experiencia más impresionante es presenciar que tan grande es la diferencia entre las sociedades y que pasar de una sociedad a otra es casi imposible. Soy muy afortunada, porque como voluntaria de otro país, tengo la suerte de ser aceptada y poder convivir en cada una de las sociedades. Dentro de estas es muy desilusionante escuchar sus comentarios: “¿Por qué no escogiste un proyecto más bonito, en Polanco o algo?” – “No te aburren los fresas, son tan superficiales.” – “Hija, ¿cómo puedes vivir con los “nacos”?” Hay poco respeto. Me dijeron varias veces: “Los pobres son pobres por flojos.” ¿Y los ricos son muy trabajadores? ¿O tienen buenas relaciones? Sí, es cierto que hay muchos que no están aprovechando todas la posibilidades que les dan, ¿pero por qué? A lo mejor quieren vivir, quieren disfrutar la vida y no trabajar todo el día. A lo mejor les alcanza lo que tienen. Claro que nosotros, los hijos del capitalismo, no podemos entender eso. Ya que es otro tipo de vida y tienen otras prioridades. Pero hay que respetarles. México no es un país tan pobre, pero la riqueza está mal distribuida. Claro que mucho dinero se va a los países ricos de nuestro mundo y eso está mal. Pero todavía hay posibilidades y fondos para que las cosas vayan cambiando poco a poco. Hace unos años todos los donativos de la FAE vinieron de Europa. Eso ya cambió, porque también algunas fundaciones mexicanas nos están apoyando en actualidad. Aprendí mucho de todos los mexicanos. Ya no me preocupo tanto de las cosas, veo problemas no como algo que se tiene que resolver ahorita mismo y totalmente en una vez, aprendí a bailar salsa, que se pueden comer las patas de pollo, buscar piojos en el cabello de los niños y matarlos con las uñas, caminar arriba de los 4000 metros en las montañas que rodean la ciudad de México y que un tequilita es medicina para todo. ¡Viva México! Alice Stuehler Voluntaria Jesuita de Europa Fundación para la Asistencia Educativa, I.A.P. Experiencia en Inglés.

 
 

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