Encontrar Mi Vocación
- Autor/a
- Rodrigo León Morales
Es una historia de
Rodrigo León Morales
Desde joven siempre he tenido una mente inquieta con deseos de poder responder a todos los problemas posibles. Esto se focalizó al llegar el último año de la secundaria en mi escuela , Colegio Green Hills, en ese entonces se inauguró el programa de labor social llamado “Adopta una Comunidad”, al cual nos invitó a participar el fundador del colegio, Sergio Romero.
Inicialmente no me llamó la atención ser parte del programa, pero decidí asistir. Lo hice más, por el deseo de hacer una “obra buena” que por estar convencido de que hacia algo útil por los demás.
Lo que vi en nuestra primera visita me impresionó mucho, en esa ocasión asistimos al municipio de Cardonal, en el Valle del Mezquital, y ahí pude darme cuenta que en Hidalgo el 96% de los niños presentan desnutrición, hay una cantidad considerable de madres adolescentes solteras, un ecosistema totalmente destruido, pocos hombres, mucho alcoholismo y una pobreza en general que difícilmente puede ser atendida por las personas que viven en las ciudades (a pesar de que las ciudades tienen los llamados cinturones de pobreza).
Desde entonces todas las preguntas que mi mente se formulaba comenzaron a girar alrededor de mi nueva preocupación ¿Por qué tanta pobreza? A partir de ello decidí continuar mi vida académica hasta el doctorado a fin de obtener de mi educación las capacidades analíticas y la sensibilidad necesaria para desarrollar respuestas novedosas para los problemas antiguos de México como: mala educación, falta de servicios de salud, desnutrición, etc.
Pero antes de poder dar respuestas o aprender mucho en los libros me involucré en el programa “Adopta una Comunidad” de Fundación Porvenir en mi escuela. El primer año de vigencia del programa trabajé como voluntario, nos enfrentábamos a problemas de tiempo (usualmente salíamos de la Ciudad de México a las 6:30 horas para regresar a las 23:00 horas); la gente se tenía que quedar mucho tiempo en el sol para ser censada y recibir su despensa, pero a pesar de todo era una labor de lo más disfrutable y gratificante.
Al siguiente año, después de la salida de Sergio Romero, otro alumno y yo nos quedamos a cargo del programa y entonces comenzamos las innovaciones:
Primero empezamos a hacer las despensas en la escuela misma a fin de evitar perder tiempo, en esto, en las comunidades. Se creó un sistema de fichas que permitía una rotación más ágil a la hora de censar y entregar despensas, dicho sistema consiste en entregar una ficha donde cada voluntario va rellenando el espacio correspondiente a la parte del censo que realizó y se la devuelve a la madre para que continué el proceso. Con estas mejoras logramos reducir la exposición de niños y madres al sol, así como regresar más temprano al Colegio.
Durante mi estancia al frente del programa se hicieron modificaciones de tipo administrativo, tecnológico y logístico, que nos permitieron pasar de 150 niños en el primer año de mi administración a 600 al final. Así también, entregar un saldo superavitario durante los tres años que yo estuve al frente. Redujimos el tiempo de espera de las madres en más de 3 horas y también logramos llegar al colegio 3 horas antes.
Los equipos de medición que usamos son del propio programa dentro de la escuela y se mejoró la precisión de las mediciones y la higiene del empaquetado de los ingredientes de la papilla. Lo más importante de todo es que sí existe un cambio apreciable en las estadísticas de desnutrición respecto al año en que comenzamos a trabajar en este municipio.
Me parece que todavía es muy largo el camino que me queda para lograr entender el problema de la pobreza en México, pero sin duda el participar en Fundación Porvenir por 4 años y haber dirigido el programa “Adopta una Comunidad” en mi escuela durante 3, me han ayudado mucho a entender mejor la intrincada red de relaciones que mantienen a la población en extrema pobreza.
Me parece que el enfoque del programa, encaminado a los niños menores de 5 años es muy acertado, pues es ahí donde todavía se puede hacer algo por mejorar sus condiciones de vida.
Le agradezco a Fundación Porvenir que me allá mostrado al México desnudo, al México real y agonizante que necesita tanto de nuestro apoyo.
Gracias a Fundación Porvenir tuve la oportunidad de crecer como ser humano, de encontrar mi vocación en la vida y sobre todo de comprometerme con mi país. Como John F. Kennedy dijo: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”.