¡Haciendo diferencia!
- Autor/a
- María Eugenia Ramírez España de Guajardo
Es una historia de
María Eugenia Ramírez España de Guajardo
Conocí a Paula por casualidad cuando estaba doblando las cosas que no habíamos vendido en la tienda de ropa usada en el Hospital Manuel Gea González.
Se acercó una anciana con una muchachita que te partía el alma: flacuchita, la carita morena de criatura y los ojos apagados, era la representación de la tristeza.
Mientras seguíamos guardando, la señora nos pidió que le regaláramos algo para la chiquita que esta "esperando" y que "no tenía" que ponerse. No podíamos creer que estuviera embarazada si ¡era una niña de trece años!
La ancianita me dijo que se la había dado una vecina, que no era su familiar.¿Cómo que se la dio una vecina?, le pregunté. Y me explicó que la niña se vino de su pueblo en la sierra de Puebla, llegó a la Merced y allí la encontró su vecina, pero como no pudo quedársela, se la dio.
Entonces nos sentamos a platicar y me encontré con una de esas historias que te estremecen el alma y te obligan a buscar como ayudar. Paula nació en San Antonio Canoitas, uno de esos pueblitos donde la pobreza es normal, agravada por el clima frío, la falta de agua y los sueldos agotados.
Paula tenía tres hermanos mayores, su mamá se había muerto hacía seis meses, todo el trabajo de la casa recayó en ella que hacía lo que podía. Su padre nunca estaba conforme, la golpeaba con mucha frecuencia. Harta, Paula se vino a la ciudad a buscar una vida mejor, la animó una señora que pasaba por San Antonio de vez en cuando vendiendo ropa.
Así sin pensarlo mucho, Paula llega al Distrito Federal, dos días después fueron a la Central de Abastos, donde la vendedora la abandonó. Desde ese momento, Paula inició un peregrinar por diferentes casas, en una de las cuales quedó embarazada luego de haber sido abusada sexualmente.
Como Dios es muy grande, la solución nos la dio Vida y Familia, A.C. institución que recibe a mujeres embarazadas desamparadas. Recibieron a Paula, quien a los pocos días me decía con una carita que empezaba a llenarse de lágrimas, “es la primera vez que tengo una cama para mí sola”.
Finalmente llegó el parto de nuestra niña y tuvo otra niña. La niña grande valiente decidió quedarse con su hija y ver cómo podía arreglárselas. Consiguió un trabajo donde podría tener a su nene, pero la chiquita pescó una pulmonía que la llevó al Hospital. Paula perdió el trabajo pero como nunca perdió contacto con Mercedes, la directora de la casa de Tlalpan de Vida y Familia, su única familia, volvió buscando ayuda.
Probó en otros dos trabajos, pero como todo era muy difícil con la chiquita, decidió darla en adopción. Platicamos y le ofrecí un camino largo, pero no fácil: el estudio. Después de esto La Fundación Clara Moreno la recibió como interna para convivir con muchas niñas que también han tenido vidas difíciles y que encuentran en el estudio una opción.
Actualmente Paula está por terminar la preparatoria y ya es una niña diferente a aquella chiquita tan angustiada que Dios puso en nuestro camino.