Historias de Voluntariado


Juntos tras la proeza de construir un mundo mejor

Autor/a
Jorge Cajiga C.
País
México

Es una historia de Jorge Cajiga C.

Es importante darnos cuenta realmente el como hace falta el trabajo en equipo para lograr lo que uno realmente desea alcanzar en la vida. Y eso lo he aprendido de Grupo Proeza (Institución de Asistencia Privada que promueve la labor social directamente en las comunidades que por su situación socioeconómica lo requieren), y de la gente que he conocido gracias a mi participación en este grupo. Y eso me gustaría compartirlo con todos aquellos voluntarios que desean iniciar en este maravilloso mundo del altruismo. Quien crea que el ser voluntario no recibe una retribución se equivoca. Su pago, es mucho más que el que puede obtener en cualquier otro lado. Gana sensibilidad, capacitación, formación humana, respeto y amistades verdaderas quienes les dará gusto tenderte la mano, una vez que tu lo hayas hecho. En Proeza inicie, como un joven voluntario de una sociedad de alumnos de preparatoria, allá por 1984. Un proyecto denominado Junior League, que por cierto nos fue impartido por Jaquie Rivas, una extraordinaria y reconocida voluntaria que ha participado en diversos proyectos. De ahí nos capacitaron, nos formamos, crecimos y empezamos nuestra aventura, ya como grupo legalmente constituido el 15 de diciembre de 1986. Colaboramos como institución de segundo piso, primero en Aldeas SOS, casa cunas y hospitales ortopédicos, durante nuestros primeros 10 años. Y ahí, como voluntario, se me abrieron las puertas en muchos lugares. Todos los trabajos que he conseguido han sido gracias a proeza. El perfil que buscan muchas empresas, universidades y fundaciones, lo adquirí al ser voluntario en esta agrupación. También, el convivir durante un año en un diplomado de voluntariado, me hizo ver que las cosas, no importa si te pagan o no, lo debes hacer con profesionalismo y buscando siempre la capacitación continua. Asociaciones como CEMEFI, AMEVAC y Hace falta, ayudan para que uno no tire la toalla y entienda que cualquier proeza es alcanzable si se trabaja en equipo. Hoy a casi 17 años, proeza quiere hacer nuevos proyectos, pero hace falta más gente, más voluntarios, más jóvenes...que juntos alcancemos la proeza de cambiar al mundo. Gracias a todas aquellas personas e instituciones que me han apoyado y me han hecho crecer. He aprendido, que no importa la trinchera, sino jamás detenerse en trabajar por los demás. Hoy no sólo debemos defender nuestros bienes....también nuestros valores.

 
 

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