Voluntario en albergue
- Autor/a
- Pedro Antonio Gratelly Silva
Es una historia de
Pedro Antonio Gratelly Silva
Los hijos de la selva te alabamos Señor……” Así dice una popular canción religiosa de la selva o Amazonía peruana. Y que mejor modo de ser cristiano que sembrando semillas de amor y esperanza en la frondosa, exuberante y megadiversa Amazonía.
La región amazónica ha sido siempre un lugar olvidado por la sociedad y Estado peruano. Más de la mitad del territorio nacional corresponde a la Amazonía peruana, pero los recursos que se destinan a ella son muy reducidos en el presupuesto nacional. Ésta es una de las causa de entre las muchas por lo que la región concentra niveles de pobreza extrema.
Caritas Iquitos, como instrumento social del vicariato ha estado presente en las zonas más pobres de la región llevando tanto apoyo material como consuelo, solidaridad y esperanza. Sobre todo los sectores más olvidados como los huérfanos, los niños de la calle, los ancianos, los enfermos, aquellos excluidos de los programas sociales han sido acogidos, consolados y afirmados en calidad de hijos e hijas de Dios. Esta tarea ha sido acompañada siempre de acciones encaminadas a la promoción del desarrollo socio-económico.
En este contexto, es gratificante narrar mi experiencia de trabajo de voluntario con niños de tres a diecisiete años abandonados moral y materialmente en la región Loreto. En el Albergue el Huambrillo , desde hace un buen tiempo, existe un grupo de voluntarios que dedican parte de su tiempo, principalmente los fines de semana, a brindar servicios en salud física, psíquica, emocional, así como a desarrollar destrezas y habilidades (competencias) en producción agropecuaria, manualidades y otras actividades encaminadas a fortalecer el desarrollo humano de los niños y niñas del albergue.
Por lo general, inicialmente en su gran mayoría los voluntarios imaginan el albergue como un lugar donde hay mucha tristeza y donde los niño(a)s tienen hambre y no pueden comer tres veces por día. Pero si bien es cierto que los niño(a)s del albergue tienen problemas de pobreza y abandono, Caritas brinda ayuda integral con alojamiento, alimentación, vestido, estudios y afecto humano. Es importante recalcar que los huambrilllos necesitan mucho afecto y una atmósfera familiar.
A cambio los niños brindan su gran locuacidad, sus ganas de dar cariño y de entablar amistad con cualquier persona dispuesta a escucharlos. Todos ellos, de una manera u otra están muy dispuestos narrar sus experiencias de vida, que desde ya de por si es muy triste, pero enriquecedora para los que lo escuchan.
Finalmente seria oportuno describir, la atmósfera de trabajo en el albergue, el personal permanente sabe hacer su trabajo, ama a los niños y existe un ambiente de cariño, respeto, camaradería y humor. Es como una gran familia, donde existe mucho amor. Esta situación también involucra a los voluntarios que les permite sentirse bien acogidos, respetados y reconocidos en la organización.