Historias de Voluntariado


31 Años de Fortaleza Voluntaria en México

Autor/a
Alicia Escalante de Sama
País
México

Es una historia de Alicia Escalante de Sama

Hola, mi nombre es Alicia Sama, soy miembro fundador de la organización internacional “Amnistía Internacional Sección Mexicana” desde hace 31 años en los cuales he vivido muchas experiencias enriquecedoras a través de mi trabajo voluntario dentro de la institución. Tras 31 años de labor hemos pasado muchas dificultades, muchos problemas, pero lo más satisfactorio es que actualmente ya se cuenta con una oficina, con personal pagado, y muchos voluntarios que permiten a la institución continuar con su trabajo. Lo más enriquecedor de ofrecer mi tiempo voluntario en Amnistía Internacional es haber ayudado a gente que nunca conocí, ni supe de ellos, que por la distancia no pude tener una acercamiento. Sin embargo, de algunos otros sabes en que condiciones están viviendo gracias a cartas que te envían, por los que nos hace saber que ya han salido de la cárcel, que están con la familia; tal es el caso de un Doctor, quien en la cárcel había bajado 38 kilos y que gracias a las cartas sabemos que actualmente está en Canadá, con su familia, por lo que da gusto saber que hemos ayudado a “prisioneros olvidados”. Amas de casa, profesionistas, estudiantes, personas de todas las edades son gente que conforma el grupo de voluntarios en la institución, siendo lo más gratificante que hoy en día en la organización existe mucha juventud interesada en la labor de Amnistía. Cuando yo empecé había muchos problemas para conseguir voluntarios, hoy ya no es así, actualmente hasta la gente ya trabaja investigaciones sobre los derechos humanos. Mi trabajo se basa básicamente, junto con otras personas, en conformar un grupo de supervisión que dé solución a los problemas que enfrenta la institución, ya sea con nuestro personal o las personas que ayudamos al exterior, por ejemplo un caso a solucionar es el de un prisionero de Pakistán, caso en el que estamos buscando gente para que nos ayude a encontrar una resolución. De frente a mi institución, puedo decir que Amnistía Internacional me ha hecho saber que estoy sirviendo y contribuyendo con un granito de arena en esta gran montaña que significa, en México, el respeto a los derechos humanos; y lo que me ha ofrecido más satisfacción es dar cuenta que cada día se habla más de los derechos humanos, “esa es una gran satisfacción que a través de los años he visto que se ha multiplicado”. Como voluntaria estoy conscientes que también tenemos derechos, que la labor de todo voluntario debe desarrollarse bajo condiciones acordes a sus mismas actividades, donde no se les debe exigir más de lo que ellos se han comprometido, pero sí ofrecerles todos los espacios para que puedan desenvolver su talento. En Amnistía tenemos dos tipos de voluntarios: Por un lado, el voluntario que realiza acciones diarias, constantes, por muchos años, el que hace de Amnistía una forma de vida; y por otro lado, el voluntario ocasional el que se acerca a nosotros a realizar actividades puntuales, que no implica mayor tiempo y actividades constantes, el que está por un corto tiempo o apoyando una causa en particular. Con 4 personas asalariadas y 400 personas voluntarias en toda la República Mexicana, Amnistía Internacional México, ha logrado consagrarse, gracias a su grupo de voluntarios compuesto por amas de casa, abogados, sociólogos, estudiantes, y todo tipo de ciudadanos, ya que cualquier persona interesada puede ser miembro de la organización. Las experiencias durante mi trabajo han sido muchas, la mayoría de ellas buenas, tal es el caso: de un prisionero turco, quien nos escribía en turco, pero como nosotros nada sabíamos de ese idioma teníamos que acudir a un cibercafé turco y pedíamos al dueño que nos tradujera las cartas al inglés y así nosotros las pasábamos al español; sin embargo, siempre le enviábamos las respuesta en inglés -para que el muchacho se dedicará a aprender inglés-, y lo logró, gracias a ello supimos después que vivía felizmente con una familia en Francia. Cuando me reúno con amigos de lo que más hablamos es de Amnistía, hasta la familia se ha involucrado en mi trabajo, no falta cuando la hija, los sobrinos o los amigos llamen de momento por la mañana y me digan, “salió una noticia de AI, te la voy a mandar para que la tengas en tu archivo”, la gente monitorea el trabajo de AI y lo que yo hago, siempre es están al pendiente de lo que realizó. Les puedo decir que tengo muchos años de vida, tengo 4 hijos y 8 nietos, de los cuales el más grande tiene 33 años y el más pequeño 4; mi trabajo ha sido fundamental para mantenernos unidos, conscientes cada uno de que tenemos que hacer algo por los demás, que debemos apoyar a quienes necesitan una mínima ayuda, acorde a nuestras posibilidades. Estaré en Amnistía Internacional hasta que ya no pueda, seguiré dedicándole mi vida, y si no es ahí, buscaré otro espacio que como voluntaria me permita saber que mi capacidad, talento, empeño y dedicación sigue valiendo. Espero que todo el mundo, aunque fuera muy poquito, se comprometiera con los demás, con la comunidad, que hiciera algo por los otros; por muy sencilla que sea la acción, participemos en dar a conocer a México a través de buenas acciones. Recordemos que “la unión hace la fuerza” y que juntos los cambios se verán más pronto. Hoy en día estoy consciente que si queremos crear una cultura de participación ciudadana en México, debemos empezar a promover desde los colegios la ayuda voluntaria hacia los demás, y en ello, también deben contribuir los medios de comunicación, como una herramienta principal. Espero que algún día lleguemos a tener tantos voluntarios como en otras sedes de Amnistía Internacional, por ejemplo en Holanda tiene 4 mil miembros, todos ellos trabajando bajo estatutos internacionales.

 
 

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